domingo, 19 de febrero de 2012

AGUSTINAS RECOLETAS DE BAEZA


«Cuanto más se vive la presencia de Dios,
más necesidad se siente de pertenecerle por completo»


AGUSTINAS RECOLETAS DE BAEZA


Nos acercamos al Monasterio de Santa María Magdalena de Agustinas Recoletas de la localidad de Baeza.

¿Cuándo se funda el monasterio de Baeza?

Este monasterio de agustinas recoletas, uno de los cuatro de religiosas de clausura que aún existen activamente en Baeza, fue fundado en 1567 por D. Francisco de Quijada, escribano público de Baeza, su hermana, doña Catalina de Quijada y su
esposa Isabel de Vilches. Habiendo fallecido el obispo D. Diego Cobos (obispo de Jaén de 1560 a 1566) mientras se efectuaban las obras de la iglesia, correspondió
a su sucesor, don Francisco Delgado, consolidar la fundación y acabar la iglesia. Este prelado dispuso que dos religiosas del convento deSanta Úrsula de Agustinas de Jaén vinieran para iniciar con otras candidatas la vida conventual. La inauguración oficial del nuevo convento tuvo lugar el 19 de junio de 1568, predicando en ella el doctor de la Universidad de Baeza D. Pedro de Ojeda, discípulo de San Juan de Ávila.

Y en todo este tiempo, seguro que habrán surgido muchos avatares…

Durante sus cuatro siglos de historia este monasterio ha pasado por trances difíciles. Tras la guerra civíl de 1833-1840 estuvo a punto de extinguirse al permanecer solo cuatro religiosas octogenárias. Gracias a sor Basilia Gaona (1838-1909) de Traid, Guadalajara, que solicitó su entrada a los 14 años, mujer de espíritu ejemplar y extraordinarias dotes de gobierno, resurgió pujante la vida monástica.
Para hacer frente a una legislación sectaria que pretendía la desaparición de los conventos de clausura, hacia 1839 0 1840, la comunidad debidamente autorizada por los superiores abrió un colegio de niñas internas donde se educaron varias generaciones de excelentes madres de familia y santas religiosas.
Dicho colegio ha durado hasta 1979. Por decisión unánime de la comunidad que, ante las normas de las nuevas Constituciones, prefirió la observancia de la clausura papal a su tradicción docente.

¿Cuántas hermanas son actualmente en la comunidad? ¿De qué edades?

Somos once hermanas. Las edades están comprendidas entre 91 y 24 años. Es una comunidad que cuenta con jóvenes, menos jóvenes y mayores.


¿Qué destacarían de sus Constituciones?

Las Constituciones son el texto carismático fundamental de la Recolección agustiniana femenina. Contienen elementos agustinianos y otros propios
del movimiento recoleto de la época. Señalan las dos horas diarias de oración mental, el amor al recogimiento, la vida común y la fraternidad, las penitencias,
la recitación llana y pausada del oficio divino, la exclusión de privilegios, las comunidades no demasiado grandes para mejor vivir la caridad, etc. Estas 13
Constituciones fueron reformadas en el siglo XX, bajo la orientación del P. Eugenio Cantera OAR y, después del Concilio Vaticano II, han sido adaptadas a los nuevos documentos de la Iglesia y aprobadas por la Santa Sede en el año 1987.


¿Cuál es su carisma?


Lo que nos identifica como agustinas recoletas se alimenta de tres amores: contemplación, comunidad y apostolado.


¿Qué es para ustedes la vida contemplativa? ¿Cómo la viven?


La oración es como la respiración del alma que busca una absorción de Dios en
su vida. Nuestro carisma es búsqueda contínua de Dios y entrega total e incondicional a Él. Cuanto más se vive la presencia de Dios más necesidad se siente de buscarle y de pertenecerle por completo. Esa entrega a Dios, esa inmolación, se realiza llevando en el corazón a la Iglesia y a todos los hombres y sus necesidades.


¿Por qué eligieron está orden para vivir la vida religiosa contemplativa? ¿Qué tiene de especial para ustedes?


Yo creo que es Dios el que elige y te pone en el lugar que él te tiene destinado.
Una se da cuenta desde el primer momento que aquello es lo suyo. Gusta su espiritualidad: la interioridad, la forma de vivir la fraternidad en la que todo es común y nadie llama suyo a ninguna cosa y donde todas las almas están orientadas hacia Dios y quieren unirse en una sola; La importancia que se da a la formación; la intensa oración, la búsqueda personal y comunitaria de Dios, el silencio; el trabajo de decoración de porcelana tan apropiado a la vida contemplativa; la penitencia y continua conversión que se manifiesta en el sentimiento y sinceridad al pedir perdón cuando se ha ofendido a una hermana o a la comunidad, en el abrazo reconciliador. Así no vamos renovando día a día a imagen del hombre nuevo que es Jesucristo.

¿Cómo organizan el día a día? ¿Cuál es el horario normal de un día?


La jornada comienza a las seis de la mañana. A las 6,30 ya estamos todas las hermanas en el coro. Se comienza con el saludo a María en el rezo del Ángelus, el Oficio de Lectura, las Laúdes, una hora de oración personal, las cuatro partes del Rosario y se finaliza con el rezo de la Hora menor Tercia.
A las 9,15 es el desayuno y queda tiempo libre hasta las 11 para los pequeños trabajos de limpieza y aseo. A las once, las hermanas que pueden decorar lo hacen hasta la una que son llamadas por la campana al coro para el examen personal y el rezo de Sexta. A la 13,15 se baja al refectorio para la comida que se suele hacer en silencio mientras una hermana lee, excepto los días de mucha fiesta. Se comienza siempre la lectura con un texto bíblico. A las 14 horas la campana recuerda que es silencio perfecto. Las hermanas se retiran a sus celdas (habitaciones) y cada cual puede dedicar este tiempo para lo que quiera.
De las 15 horas hasta las 16 horas es el estudio personal. A las 16 volvemos a reunirnos en el coro para el rezo de Nona. Después siempre se tiene un rato de ensayo para preparar la Eucaristía o bien aprender canciones nuevas. A las 16,30 volvemos al taller y al mismo tiempo que se decora en silencio se tiene la Lectio Divina durante media hora. A las 18,30 finaliza el trabajo y las hermanas se preparan para ir al coro. La campana llama a las 18,45 y a las 19 se tiene la Eucaristía conventual a la que sigue la oración personal y las Vísperas.
A las 20,45 es la cena que se hace al igual que la comida en silencio mientras la lectora lee. De las 21,30 a las 22,30 se tiene el recreo donde las hermanas se expansionan y se saborea la fraternidad. Se finaliza el día con el rezo de Completas. A las 11 la campana toca a silencio perfecto.


¿Cómo calificarían el trabajo que realizan?


El trabajo, ofrecido a Dios, sirve para los fines de la redención, ya que Jesucristo lo ha elevado a una altísima dignidad trabajando Él mismo con sus manos en Nazaret. Es el modo normal de conseguir el sustento diario y contribuye a que la persona se perfeccione. Casi todos los años el monasterio exige reparaciones y y hay que irlo adaptando a las necesidades de la comunidad, ello es la mayor preocupación.
Nuestro trabajo remunerativo es el de decoración de porcelana: Vajillas, jarrones, juegos de café o de té, platos decorativos, joyeros, vajillas infantiles, todo tipo de miniaturas y un largo etc. Casi el 100% sale personalizado, gusta recibir un regalo con el propio nombre. Hemos sentido la crisis económica que se padece pues los pedidos han bajado muchísimo, aunque es lógico pues nuestros artículos son
de regalo y de ello se puede prescindir. 


¿Cómo se vive la solidaridad dentro de un convento de clausura?


Las religiosas vivimos en pobreza, no tenemos grandes necesidades y aparte de sostener el monasterio estamos abiertas a ayudar todo cuanto se pueda. Durante la campaña de la aceituna vienen tantos indigentes a pedir comida para cocinarse en su casa y bocadillos que son muchos los días en que la refectorera no tiene pan para dar a las hermanas, y la cocinera encuentra el armario vacío o casi vacío de pasta, arroz, lentejas..., porque la tornera lo ha ido dando. Se ayuda a la Parroquia
en lo que podemos, a Cáritas, a misioneros, a nuestras monjas de los países de misión…
Todas tenemos muy claro que tenemos que compartir con los que lo necesitan más que nosotras.